lunes, octubre 08, 2007

La fragilidad del movimiento humano

Eugenio Recuenco

- Te toca mover.
- Sí, lo sé. ¿Puedes esperar?
- He esperado demasiado y ya no puedo soportar más esperas. ¿Mueves?
- …

Pasan los segundos.
Tic…
Tac…

- ¿Vas a mover?

Silencio.

- ¿Me explicas por qué no mueves?

Pesado silencio.

- Dime al menos que no mueves.

Inquietante silencio.


- Está bien, no contestes. Pero, ¿sabes? Jaque mate a sí misma. Se acabó la partida. La reina negra abandona el tablero.

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